201 años de la Independencia de Cuenca que se liberó del colonialismo imperante a esos tiempos. Se configura la definición soberana de nuestra Patria en conjunción con Quito y Guayaquil. Fueron tiempos heroicos de entrega y sacrificio para construir la Patria soberana y justa.
Hoy, tenemos un legado que ilumina el presente y aporta para edificar los escenarios de trabajo y entrega para el bien común. El sentido de solidaridad es la definición para el futuro. En esa perspectiva debemos poner nuestra mayor fortaleza.
Pensemos en las generaciones que están comenzando a vivir y las que advendrán para colmar los espacios y el mismo horizonte de los nuevos tiempos a construir. Cuenca, se proyecta al futuro con esperanza y trabajo. Nuevos escenarios de libertad se definen desde ya con el aporte de quienes debemos cimentar una sociedad en la que la dignidad humana sea el patrimonio de todos, porque se amerita primero la Ciudad y su porvenir, la vida familiar, la comunidad y el sentido de respeto para todos.
Cuenca es y debe ser siempre la escuela del decoro.
Pero la ira y la demagogia, distorsionan las actitudes y el conflicto termina con lo bueno y constructivo. Se erige el odio como toda respuesta. Una minoría destruye, paraliza el libre tránsito, impide el trabajo de los que necesitan trabajar y hasta derrama la leche que nutre a millones de personas. Acto criminal de lesa humanidad.
Dice un mandato de la sabiduría: “si no trabajas no comes” así de real y objetivo. Por eso: si no construyes tampoco destruyas, si careces de bienes no los quites a los otros, trabaja y produce para ti, tu familia y la sociedad. La libertad es el camino para construir la buena vida humana. (O)